EVOCACIÓN
DE LOS RECTORES: DE RUMIANSEV A FILIPOV
1
El
Primer rector de la Universidad Rusa de la Amistad fue Sergio Rumiansev
(1913-1990). Él está considerado el
fundador de la institución y recibió su mandato de manos de Nikita Krushov el
17 de noviembre de 1960. Era ingeniero aeronáutico y fue viceministro de Educación. Fue rector
hasta 1970.
2
Nuestra
estancia en la Universidad Rusa fue signada por la presencia en el rectorado de
Vladimir Fransevich Stanis (1924- 2003). Fue rector desde 1970 hasta 1993.
Participó en la Segunda Guerra Mundial y combatió en Stalingrado. Era
economista de la Universidad de
Lomonosov y decían que nadie conocía mejor el Capital de Marx que él. Fue
viceministro de Educación. Cuando salió del rectorado lo eligieron presidente honorario de la universidad.
3
Su
paso por el rectorado es conocido como “La era de Stanis” , porque fue quien
desarrolló los programas que permitieron el crecimiento de la universidad : con
Stanis ingresaron estudiantes de 165
países.
4
Stanis
era paternal en el trato para con nosotros. Cuando se dirigía a los estudiantes
lo hacía en tono bondadoso. Buenos días, decía. Luego agregaba: ¡más fuerte
como buenos lumumberos que aman la vida y los estudios!
En
un par de ocasiones me recibió en su despacho sin ningún tipo de preámbulos
burocráticos: ¡Pase joven, ya lo vamos ayudar!
Las
relaciones con Stanis fueron muy buenas: hasta nos intercambiamos mensajes con
motivos del año nuevo. Y es así que su firma está en nuestros títulos y en una
de esas postales “c Novin godom”.
5
Vladimir
Filipov (1951) es el tercer rector de nuestra universidad. Es matemático
egresado de nuestra alma mater. Fue ministro de Educación de Rusia. A Filipov
se le considera el reformador de la educación de su país, luego de la caída de
la Unión Soviética. Sus planes modernizadores fueron aceptados e implementados
por el presidente Putin, de cuya amistad se enorgullece.
6
Me reuní con Vladimir Filipo en su despacho,
claro que ahora es muy distinto y hay que solicitar audiencia con mucha
antelación. Hay todo un protocolo para poder “tomar el té con el rector”, que
es así como llaman esos encuentros. No son los tiempos de Stanis. No obstante,
Filipov me recibió cálidamente “de
lumumbero a lumumbero”, como el mismo lo dijo. Se interesó vivamente por
nuestros problemas y me habló de su trabajo y de sus buenas relaciones con la
cúpula gubernamental. Al final del encuentro me obsequió varios libros sobre
nuestra universidad.
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