jueves, 25 de abril de 2019
sábado, 13 de abril de 2019
NOSTALGIA POR LA URSS
NOSTALGIA
POR LA URSS
(Crónica
de una visita a la Rusia capitalista)
Edgardo
Malaspina
1
Caminamos
hacia la Casa de la Amistad (antes Casa de la Amistad de la URSS con los
pueblos del mundo), que una vez perteneció al rico comerciante Morozov , quien
fue unos de los pocos burgueses identificados con los bolcheviques, y cerca de allí veo en una
vidriera una marca de cigarrillos, de las más baratas y baja calidad en tiempos
del socialismo, llamada Prima. Pero es una cajetilla especial, con un nombre
especial y un diseño especial: Prima Nostalgia, toda de color rojo con una
imagen de Lenin en el centro…
2
Las calles tienen otros nombres, los
establecimientos también. Todo en correspondencia con los nuevos tiempos que se
viven. Llegamos a Arbat, el boulevard más famoso de Moscú por sus artistas,
pintores, poetas, escritores y ventas de libros y objetos de artes. También
allí están los cafetines y los comercios
de suvenires. Compro un libro de Turguenev que quería leer desde hace tiempo:
Notas de un cazador. Un poeta recita sus versos, un hombre habla de su nuevo
libro, un pintor propone hacerte un retrato, un fotógrafo carga un maniquí de
Putin para que aparezca en un cuadro junto al presidente.
3
En
la época soviética fue creado un muñeco para comiquitas y dibujos animados, que
era el más querido de los niños: Cheburashka.
Es una especie de animal parecido a un oso, pero no es un oso, tiene la cara
redonda, los ojos grandes y las orejas enormes. Él es el prototipo de la
inocencia para los pequeños, pero un adulto puede ser llamado Cheburashka de
manera despectiva para significar que es un tonto o una persona sin importancia.
¿Por qué hablo de esto? Bueno, porque veo una venta de franelas y gorras con el rostro del Che Guevara y la
inscripción: Che-burashka.
4
¿Qué queda del Poder Soviético? Queda la palabra
revolución, empleada como sinónimo de oferta. Por ejemplo, en una tienda es
común observar un cartel sugiriendo la compra de tres artículos por el precio de dos. Antes de
la propuesta se coloca la palabra REVOLUCIÓN. Queda Lenin para hacerle
propaganda a un cigarrillo sin filtro de baja estofa y también para vender una
franela con su rostro y un gesto característico del dedo medio; y queda el
champán que todavía se llama Soviético, muy bueno, por cierto. Vaya, vaya, el
viejo Marx tenía razón: nada es estático, todo es cambiante, todo es, pues,
dialéctico, muy dialéctico. No debo asombrarme, la teoría se corresponde con la
práctica.
5
Vamos hacia el Metro. Muchos jóvenes tienen cervezas
en sus manos y beben sentados en los vagones. Esta conducta no era tolerada
durante el socialismo.
6
Observo
que se construyen muchas iglesias. Stalin destruyó mil templos. Los rusos
tienen un sentimiento de culpa y actúan
como si quisieran saldar una deuda con la Historia, con las generaciones
pasadas. Recuerdo al filósofo Juan Nuño cuando una vez afirmó que en Rusia las convicciones religiosas eran más firmes
debido a las persecuciones.
7
Converso
con la gente y concluyo que los rusos ya no aceptan la tesis de que su historia
comenzó en 1917 con el triunfo de los bolcheviques. Creen que le deben tanto
al zarismo como a la revolución.
8
Cruzamos
cerca de Diestki Mir (El Mundo Infantil) , la tienda de juguetes más grande de
Moscú. Desde allí se observa la redoma frente a la antigua KGB, pero sin la
estatua de Félix Dzerzhinski, el fundador de la policía
secreta. Una vez sentí admiración por la dureza de ese hombre y me conmoví
cuando leí una de sus biografías
titulada Félix significa feliz... Ahora es detestado por todos y lo manifiestan
en programas de radio y tv.
9
Pasamos
por donde una vez funcionó la primera universidad de Moscú fundada por Lomonosov.
Los buhoneros venden un suvenir que es una maravilla de la ironía: un retrete
con las siglas URSS (CCCP). La burla es obvia. Luego me enteré que la policía
recogió estos suvenires por considerarlos ofensivos.
10
Zadornov,
un humorista muy serio, dice que en el socialismo había más felicidad a pesar de
las dificultades, y remata sus reflexiones: “Ahora todo es más fácil pero sin
filosofía y la vida es menos espiritual…”
viernes, 5 de abril de 2019
RECUERDOS DE ULYANOVSK
RECUERDOS DE ULYANOVSK
Edgardo Malaspina
1
(Escrito hace varios lustros)
Ulianof (Ulyanovsk), la ciudad
natal de Lenin, me parece pequeña y muy silenciosa. Hay muchos edificios
antiguos, uno de los cuales es el hotel donde estamos hospedados perteneciente
a la compañía de aviación Aeroflot. Nos dicen que el hotel, con aspecto de
casona colonial, fue construido en tiempos de los zares, y no obstante sus años ,es bastante cómodo.
Camino por las calles y veo casas de madera rodeadas de árboles sin
hojas pero cubiertos de nieve. Los tranvías, el transporte más
generalizado, los tomamos para realizar
las visitas a los sitios de interés turístico. Observo gran cantidad de avisos
luminosos, pero no son propaganda comercial. Son fotos, afiches y letreros en
honor a Lenin. Uno de esos anuncios dice: “Lenin zril, zriviot y budiet zrit”.
2
Conocimos el río Volga. Está
congelado en algunas partes, sobre las
cuales caminamos. La actividad más importante del día fue la visita a la casa
natal de Lenin. La casa de Lenin es una
construcción de ladrillos, de dos pisos y ventanas de madera. Al entrar nos
pasó algo curioso y ridículo. Junto a otros me quedé en la entrada mientras nos
mostraban unas chancletas enormes. Pensamos que eran unas muestras museísticas;
pero luego entendimos que con ellos debíamos envolver nuestros zapatos
para cubrir la nieve y no ensuciar la
casa.
3
Visitamos la casa del gran escritor ruso Goncharov ,
situada en una calle amplia que lleva su nombre. No lo conocía. Después leí su
obra fundamental y vi la película con Alex Tabakov. Goncharov escribió la
novela Oblomov, una loa, o tal vez critica al ocio. Leerla provoca sueño porque
el personaje es un amante del no hacer nada.
Ilia Ilich Oblomov es un hombre de treinta y dos o treinta y tres años,
de mediana estatura, simpático, pero sin ideas y voluntad para emprender
cualquier cosa. Su pasión favorita es estar acostado en su cama: era su
posición normal. Sajar es su sirviente. Lo ayuda a levantarse, lo peina y le
trae la comida. Sajar es tan flojo como su amo: duerme siempre, no limpia la
casa y se deja el vuelto cuando hace las compras. Sin embargo no se imagina la
vida sin su amo a pesar de que discute constantemente con él. De en vez en
cuando lo visitan varios amigos que lo invitan para salir a pasear o visitar a
otros amistadas; pero Oblomov se niega
constantemente. En los últimos
tiempos se le presentan dos problemas que lo molestan mucho y lo ponen a
pensar pero sin encontrar la solución
adecuada: su finca , a la cual no va desde hace doce años, no está dando los
resultados económicos deseados ,y le están pidiendo que desaloje el apartamento
que alquila en San Petersburgo. Le pide a Sajar que no le recuerde lo del
apartamento y la mudanza y se enoja cuando lo hace. Trata de escribir una carta
para pedir que lo dejen en el apartamento que ocupa, pero las palabras no
fluyen en el papel. Sajar le pide actuar como los otros, y esta comparación lo
ofende. Otros, para Oblomov, son unos marginales, no unos señores como él. Sin
embargo luego de reclamarle a Sajar esa comparación odiosa,( lo que considera
una terrible afrenta ) al tratar de dormir, reflexiona que verdaderamente no es
como los otros que tienen fuerza de voluntad para iniciar y llevar a feliz
término cualquier empresa. Estos pensamientos lo entristecen.
4
Por otro lado, creo que el mar no es motivo de
alegría, sino de reflexión y hasta de tristeza. Por eso me gusta especialmente
un capítulo de la novela:“El sueño de Oblomov”. Allí Goncharov nos da una posible explicación del mar como
elemento que se asocia a los estados depresivos: “El mar, por ejemplo, sólo nos causa tristeza; al contemplarlo tenemos
deseos de llorar. El alma humana se siente insignificante y oprimida ante
aquella inmensa extensión de agua, y la mirada, cansada por la monotonía de
aquel cuadro infinito, no tiene donde descansar.
5
Hicimos un paseo extraordinario
en troika, unos trineos grandes tirados
por tres caballos. La nieve abundante permite su fácil desplazamiento. Durante
el desayuno José, nuestro profesor-guía, discutió con nosotros por cuestiones
de disciplina Luego durante los paseos nos explica que no lo interpretemos mal: “Deben tener disciplina y
ordenar sus cosas, cuando hay orden en el espacio que ocupan habrá orden en la
cabeza y por lo tanto tendrán éxitos en
los estudios”. José es un español que participó voluntariamente en la segunda
guerra mundial junto a los soviéticos y luego se quedó para siempre en Moscú.
6
Vistamos una escuela. La escuela
soviética comprende la etapa primaria y secundaria juntas. El director propone
un brindis. Traen botellas de vodka y nos sirven en vasos grandes. Nos obsequian unos libros para que recordemos
la ciudad de Ulianof.
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