EN LA FORTALEZA DE BREST
Edgardo
Malaspina
1
Conocía
a Bielorrusia a través de los relatos de la guerra. Para los rusos
la Segunda
Guerra
Mundial
empezó por la frontera de Bielorrusia, específicamente por Brest.
Minsk, la capital de esa república, fue destruida y en los bosques
de Polesie hicieron la guerra de guerrillas los partisanos. Lo de la
Fortaleza y Jatín
son cosas que después de conocerlas, de oírlas, te impresionan y
nunca las olvidas.
2
Jatín es un pueblito quemado por
las huestes hitlerianas con todos sus habitantes. Los nazis
encerraron en un establo a los hombres, las mujeres, los ancianos y
los niños. Los rodearon de paja, rociaron con gasolina y prendieron
fuego. Disparaban contra el que intentaba escapar. Pero una de las
víctimas logró huir con su hijo. Le acribillaron el niño entre
las manos y a él lo dieron por muerto. Contó la historia. La
imagen de un hombre con rostro de dolor y de espanto, y de un niño
muerto en sus brazos, estremece, angustia, provoca tristeza, rabia y
un sentimiento de identificación solidaria. El hombre con el niño
muerto, el fuego, el humo asfixiante y los gritos desesperados son
una evocación inevitable cuando escuchas las campanas de Jatín…
3
De Minsk recuerdo sus calles
amplias, sus parques y prados, la plaza de la Victoria y Teatro
Académico “Yanka Kupala". Brest, a orillas del río
Mujavéts, parece tranquila. Tal vez por las zonas verdes: allí el
sosiego de un abetal, hacia otro lado, los abedules claros. Aquí
mismo un pinar, un robledal que da mucha sombra.
4
La
Fortaleza de Brest se encuentra cerca del río Bug. Yo había oído
y leído sobre el heroísmo de los defensores de ese fuerte militar.
La novela "Nikolái
el de la fortaleza de Brest"(В
списках не значился)
de Boris
Vasiliev es esclarecedora. Los alemanes
atacaron en la madrugada, inesperadamente, de sorpresa. Lucharon los
de la fortaleza hasta más no poder, no se rindieron, pero los
barrieron. Lucharon muchachos sólo por ideales, por patriotismo.
Tuvieron la muerte romántica de los espíritus puros, inocentes.
La entrada a las ruinas de la
Fortaleza de Brest es una estrella grande en un muro de concreto. La
gente en silencio pasea y contempla las huellas de un pasado
terrible. Te preguntas para qué sirve la
guerra. Los hombres pelean, se matan, hacen las paces, lloran a sus
muertos y luego recuerdan con amargura lo sucedido.
5
Una
música triste se escucha en los recintos de la Fortaleza de Brest.
Te rodea una
angustia y una sensación de
cementerio. La voz de Levitán, el más famoso locutor ruso de la
guerra, estremece las paredes rotas y las almas. Anuncia el inicio
de la guerra. Luego escuchas ruidos: bombas, estampidos, disparos.
Te sientes como en la guerra, temes, piensas en aquellos años, en
los hombres que tenían familias y muchos sueños por realizar, en
las mujeres llorosas que acompañaban a sus esposos y veían
impotentes como partían al frente, en los niños que quedaban sin
papá. Piensas en ese destino como algo un poco nuestro.
6
Sigues caminando y observas
pedazos de ventanas, troncos de árboles, balas incrustadas en el
concreto, restos de metralla…Un momento, un busto de soldado, un
rostro con facciones duras te arropa, te
observa como juzgando todo y a todos. Esa cabeza tallada en piedra
refleja el dolor y lo inútil de la guerra. Los pinos a su
alrededor, con su verde festivo, parecen ser la esperanza.
7
Ves las ruinas, escuchas la
música fúnebre, piensas en la muerte más que en
la vida y te preguntas si todo esto tiene
sentido.
8
Compré
un banderín de
recuerdo de la
Fortaleza de Brest (Citadel of Glory),
el cual cada vez que
lo veo en la
pared de mi casa trae a mi memoria estas tristes historias...
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