EVOCACIÓN
DE LAS DISCIPLINAS HUMANÍSTICAS
1
Al
mismo tiempo que estudiábamos las materias de la carrera recibíamos clases relacionadas con las
ciencias humanísticas. Seguramente orientándose con las palabras del sabio
español Letamendi de que “el médico que sólo sabe de Medicina, ni de Medicina
sabe”; aunque es más preciso hablar de un interés particular de la dirigencia
universitaria en que conociéramos sus puntos de vista con respecto a los temas
políticos y sociales. Esta última versión nos la transmitía nuestro inolvidable
guía español, don José.
2
La
lengua rusa la cursamos todos los años. De mis profesores recuerdo a Elsa
Alfredovna en la preparatoria. Nos animaba para seguir adelante con sus
consejos y palabras de aliento. Anatoli Fiodorovich nos recomendaba asistir al
teatro y nos conseguía las entradas. Caminaba despacio y a veces alzaba la
cabeza con los ojos cerrados. Un día le pregunté sobre sus poses y me dijo:
“trato de disfrutar cada minuto de mi vida. Pienso en la mejor manera de
lograrlo. Recuerdo a Pushkin en este momento”.
3
Anatoli
Fiodorovich solía citar las palabras de Lomonosov sobre el idioma ruso: “Carlos
V, emperador de Alemania decía que para hablar con Dios es preferible usar el
español; con los amigos, el francés; con los enemigos, el alemán; con las
mujeres, el italiano. Pero si el emperador dominara el ruso, habría añadido que este idioma sirve para hablar con todos
los arriba mencionados, puesto que habría encontrado en él la majestuosidad del español, el dinamismo del francés, la
fuerza del alemán, la ternura del italiano, y por encima de todo eso la riqueza
y gran laconismo expresivo del griego y
del latín”. ¡Casi nada!
Los
que estudiamos en Rusia estamos orgullosos de conocer la lengua de Lomonosov,
Pushkin, Lermantov, Gogol, Dostoievski, Tolstoy y Chejov.
4
Historia
de la Sociedad Soviética la estudiamos en la preparatoria y el primer año. La
filosofía se centraba en el Materialismo Dialéctico e Histórico. Estudiamos las
obras de Marx, Engels y Lenin. El Manifiesto de Partido Comunista lo sabíamos
de memoria. Yo me entusiasmé con los libros de Lenin, sobre todo con
Materialismo y Empiriocriticismo, Cuadernos filosóficos y La Enfermedad
Infantil del Izquierdismo. De Engels me gustaba Dialéctica de la naturaleza y
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. El libro más fácil
para estudiar marxismo era el de Afanasiev por la manera de explicar temas
complicados con palabras sencillas.
Las
otras materias eran la Economía del capitalismo y la del socialismo. En el
descanso, mientras fumábamos en el pasillo, los mismos estudiantes rusos
bromeaban: “El capitalismo se hunde
y está podrido, hiede pero
…a Chanel Nro 5”. Y reíamos. Cerramos con Comunismo o Socialismo científico con temas sobre el
ateísmo científico.
6
A
pesar de toda esta propaganda ateísta los rusos no eran ateos. En el entierro
de nuestra muy estimada profesora de fisiopatología Tatiana Kaznskaia, ya en el
cementerio de Vaganskoe, se deliberó si
debíamos entrar con el cuerpo a la capilla, llena de íconos y de velas. Me acerqué
a Frolov y le pregunté por qué entrar al
recinto religioso si todos somos ateos. Inmediatamente me contestó : “Por si
acaso”.
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