EN LA CÁTEDRA DE FISIOPATOLOGIA DE UDN

EN LA CÁTEDRA DE FISIOPATOLOGIA DE UDN
CON VIÍCTOR FROLOV, DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA

viernes, 24 de febrero de 2017

EVOCACIÓN DE LA FISIOPATOLOGÍA

EVOCACIÓN DE LA FISIOPATOLOGÍA
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La cátedra fue fundada por Timofei Beslekoev, y a partir de 1970 la dirigía Víctor Alekseivich Frolov: Decano de la Facultad de Medicina y Jefe de la Cátedra de Fisiopatología de la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia   . Doctor en Medicina ( Ph.D. ) y postdoctor en Ciencias médicas ( doctor en Ciencias ) . Presidente de la Asociación de decanos de todas las facultades de medicina de todas las escuelas de medicina, institutos, universidades y academias de Rusia. Recibió el título de Personalidad Emérita de las Ciencias de la Federación Rusa. Miembro de la Academia de Ciencias Naturales de Rusia. Miembro Correspondiente de la Academia de Ciencias de Alemania. Publicó casi 500 trabajos sobre fisiopatología y Cardiología Experimental. Su libro de Fisiopatología era el manual oficial de todas las Escuelas de Medicina de Rusia.
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En la cátedra se investigaba aspectos funcionales del miocardio a través del estudio de las mitocondrias. Frolov tenía sus propias teorías sobre el surgimiento de las arritmias. Drozdova apoyaba a Frolov en todas sus iniciativas. Tatiana Kazanskaia estaba siempre en el laboratorio montando experimentos. Chibis estudiaba los biorritmos del sol y su relación con la salud. Tolia, siempre en su estudio rodeado de retratos de filósofos, entre los cuales se destacaba el de Hegel, hablaba de la heurística. Repetía que el hombre derrotó las enfermedades infecciosas, pero eso desequilibró la naturaleza provocando el surgimiento de otras enfermedades. Además,  no había necesidad de hacer tantos experimentos porque a través de la filosofía se podía resolver muchos problemas médicos. Frolov a veces lo escuchaba y sonreía.
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Pero igual lo experimentos con animales continuaban. Ranas, perros y conejos sirvieron para modelar hipertensión, trombos, cirrosis, anemia, etc. Nos guiábamos por un manual de prácticas de fisiopatología, redactado por  el propio Frolov.
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En las paredes del corredor de la cátedra estaban varios retratos, y en lugar destacado el de Selye con un pensamiento del autor del estrés: “Descubrir algo es ver lo que todos ven, pero pensar como nadie ha pensado”.
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Frolov solía estar en su oficina, leyendo y fumando su pipa. Sus clases magistrales eran simplemente espectaculares: a la hora exacta entraba al anfiteatro, donde resonaba su voz clara  y agradable; y con una   dicción esmerada anunciaba el tema. Hablaba, tiza en mano  haciendo trazos sobre el pizarrón. Sus explicaciones y argumentos eran sencillos pero elegantes y contundentes .Un proceso patológico difícil se iba diluyendo en su madeja hasta hacerse fácil de entender.
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Iniciaba una clase con una frase impactante:
-“El cáncer está en toda la naturaleza, tanto en el reino animal como en el vegetal. (Luego venía un juego de palabras muy jocoso en ruso):
Incluso, hasta el cáncer (cangrejo) se enferma de cáncer” (даже рак болеет раком)
-La diabetes afecta todos los componentes del metabolismo. Es como un incendio, cuyas llamas llegan a todos los rincones de la casa.
-Todas las enfermedades provienen de los nervios, menos la sífilis que viene de un momento placentero.
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Todo médico debe ser fisiopatólogo, decía Frolov. Hablaba de Pavlov, Mechnikov, y Séchenov. La fisiopatología nació en Rusia, afirmaba. No olvidemos el meollo de esta disciplina: “La fisiopatología es la filosofía de la Medicina”.
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Frolov era el  Secretario General del Partido Comunista de la Universidad, y desde ese cargo político  nos arengaba cuando partíamos a los trabajos estudiantiles (строиотельный отряд) o a las faenas voluntarias (субботник)  para limpiar el campus universitario o las calles de la ciudad, por ejemplo. Hablaba de la moral comunista, de Marx y de Lenin.
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Cuando empezó la Perestroika me acerqué a su oficina, como siempre solía hacerlo para que me orientara.
“Esto de la Perestroika es porque hay cosas que los comunistas no hemos hecho bien”. Eso me dijo.
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Luego del derrumbe de la URSS le escribí para indagar sobre ese acontecimiento. Frolov me contestó desde Moscú el 9 de septiembre de 1991:
Estimado Edgardo:
“…En agosto en nuestro país tuvimos acontecimientos terribles: un golpe de estado, contra el cual actuamos  en las barricadas (todos esos días los pasé allí). Pero a la final no permitimos que el fascismo pasara”.
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 Luego de casi tres lustros  regresé a Moscú. Lo busqué. Estaba en su cubículo con su pipa y todavía era decano (no tenía contrincante). Por supuesto que le pregunté por todos los cambios políticos. Me contestó brevemente pero con mucha seguridad: “Actuamos mal en muchas ocasiones. No había traidores a la patria, sino gente que pensaba distinto a nosotros…”

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Con muchas investigaciones y libros dedicados a la cardiología experimental, en sus últimos años se dedicaba a estudiar la música clásica, el teatro, la literatura y la historia universal. Fundó su propia compañía teatral, a la cual denominó “Hipócrates”. En las festividades con motivo del décimo quinto aniversario de la fundación de nuestra facultad médica, Frolov fue el profesor más celebrado. Le dedicaron poemas y canciones.
Frolov actuó para nosotros en una obra teatral con parlamentos filosóficos. Esas escenificaciones en las tablas se hacían en el mismo anfiteatro sonde solía dictar sus conferencias.

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Al enterarme de su muerte lo evoqué con un ritual muy a la rusa: con una copa de vodka. Me embargó un sentimiento ambiguo entre la tristeza por su partida y la alegría de haber tenido entre mis profesores a este portento de la ciencia médica.
¡Cosas del  tiempo y los años propios que nos hacen ver el pasado con el cristal de la nostalgia!


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Recordaremos siempre a Frolov como el Maestro inigualable en la tribuna de las clases magistrales; el orador sin parangón, cuyo verbo electrizaba a la audiencia estudiantil al transformar lo incomprensible en una  clara y sencilla verdad. Pero también lo recordaremos como el amigo, a quien podíamos recurrir, en un momento difícil, por un consejo esclarecedor con su lógica irrebatible.









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